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La carga laboral por apertura de aulas virtuales se multiplicó, siendo un promedio de 12 horas diarias las dedicadas para su atención. Realmente eran días bastante pesados, trabajando a marchas forzadas debido a que los profesores tenían el deseo de implementar sus aulas virtuales provisionales lo más pronto posible para evitar la pérdida del semestre. Actualmente, a pesar de ya contar con sus aulas físicas, muchos profesores continúan usando sus aulas virtuales que diseñaron y produjeron durante la contingencia, y es algo que me da gusto.