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Evoco la sensación de estar trabajando todo el tiempo, en la universidad, al pendiente de la capacitación de los docentes y de la habilitación de espacios y en casa, por correo y por teléfono, atendiendo todo lo que surgía día a día. Durante el sismo se incorporó a e-UAEM una nueva diseñadora y fue en un café donde nos reunimos con ella para pedirle que iniciara sus actividades diseñando los carteles para promover los talleres y para reclutar estudiantes voluntarios. Cualquier hora y cualquier lugar eran espacios y tiempos de trabajo para todo el equipo de e-UAEM que multiplicó su actividad en las cuatro semanas siguientes al sismo.